martes, 7 de diciembre de 2010

Un "paseo" por Robben Island







La travesía a Robben Island está cargada de sensaciones muy particulares. Por un lado la curiosidad de conocer el lugar en el que Nelson Mandela pasó encerrado 18 años de su vida es una motivación por demás intensa, y por el otro ver y caminar por un emblema tan enérgico de lo que la estupidez humana puede generar, es una experiencia muy movilizadora.
   Desde la llegada del ferry a la isla las expectativas son muchas. El puerto de bienvenida  al lugar tiene en sus paredes gigantografias que muestran cómo era el arribo de los presos en la época en que esta cárcel funcionaba. Pueden verse filas de reclusos encadenados unos a otros, custodiados por numerosos guardiacárceles.
   El comienzo de la excursión se hace en un bus que recorre la isla mientras un guía relata las distintas actividades que allí se realizaban y cuenta cómo era la vida de los prisioneros en aquellos días. Puede verse la tosquera en la que Nelson Mandela hacía trabajos forzados durante su estadía, la cual le trajo varios problemas de salud.


   Es una sensación muy contradictoria la que se siente al recorrer esta isla. Por un lado tiene unas vistas maravillosas de Ciudad del Cabo que la transforman en un lugar paradisíaco, pero al tomar real conciencia de lo que allí sucedió, ese paraíso se transforma rápidamente en una especie de infierno. Se le hiela a uno la sangre solo de escuchar el trato que allí recibían los internos y las condiciones infrahumanas en las que vivían.
   La visita por el interior de la cárcel es una experiencia única. Intimidante desde todo punto de vista. El lugar, aunque vacío tiene una energía muy poderosa. La persona a cargo del tour es un ex presidiario de Robben Island. Estuvo preso en los días de Mandela.
   Él mismo relata cómo era su vida en ese entonces. Cuenta que solo por ser negro no tenía derecho a recibir pan en su menú diario. Tampoco tenía derecho a tener un abrigo, ni siquiera una cama. Es impresionante ver y escuchar a una persona que pasó por esas experiencias. En sus relatos se puede percibir el sufrimiento.

   Al llegar al final de la visita, cuando se atraviesan los inmensos paredones con alambres de púas, la sensación es de alivio. Se deja atrás una especie de claustrofobia agobiante. Un encierro al que es difícil acostumbrarse por solo unas horas. Es inimaginable lo que debe haber sentido Nelson Mandela luego de 18 años encerrado en ese lugar.


   Robben Island está ubicada en Table Bay a 12 kilómetros de la costa de Ciudad del Cabo en Sudáfrica. Es una isla básicamente redonda que se eleva solo unos pocos metros por sobre el nivel del mar y tiene aproximadamente un kilometro de diámetro.

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